1. ACLARACIONES INICIALES.
Gracias al desarrollo y a
los estudios específicos de la gramática de las lenguas neolatinas, se ha
recolectado una importantísima cantidad de conocimientos relacionados con la
historia de la lengua española; la investigación constante nos ha permitidos
recrear y conocer la evolución de la lengua española a través del pasar de los
años, aunque aún nos encontramos con algunas áreas que carecen de un estudio
profundo tales como la sintaxis y la lexicología.
Por otra parte la cantidad
de conocimientos que se han adquirido acerca de la lengua, la hacen parecer una
materia de alta complejidad y por ende de difícil transmisión a los
estudiantes, pero de nada puede servir que se tenga a disposición una cantidad
de saberes acerca del tema si el profesor no sabe cómo transmitirlos a sus
estudiantes, así que este escrito se basará en formular algunas reflexiones y
observaciones de carácter personal sobre la historia de la didáctica española
teniendo en cuenta las experiencias de las prácticas docentes de esta materia.
2. PRIMERAS OBSERVACIONES SOBRE
DOCENCIA.
Hay que admitir que las
materias de historia pueden contener cierto grado de esfuerzo memorístico, pero
no tan exageradamente como suelen creer los estudiantes. El aprendizaje
memorístico en su totalidad como dice el Filólogo Antonio Tovar “La
memoria, la servil memoria que devora libros de texto, tiene premios enormes.
El joven que es capaz de absorber programas con varios centenares de temas en
los que se distribuyen códigos, leyes tributarias y reglamentos, y puede
recitarlos en el tiempo concedido, escala las alturas de las profesiones más
independientes y mejor retribuidas” pueden ayudar al estudiante en
cierta manera, pero de igual forma la educación tradicional -aprendizaje
mecánico- debe ser complementado con un sistema de aprendizaje crítico e
interrogativo basado en que el estudiante relacione lo aprendido con la
identificación y resoluciones de problemas que encuentre en su entorno no solo
educativo, sino social; ya que como afirman Coll & Solé “Para
aprender de veras algo hay que estudiarlo entendiéndolo y relacionándolo con
otras cosas; lo aprendido mediante la memorización mecánica puede durar a corto
plazo pero al final casi siempre acaba olvidándose”. Así pues lo
que se trata es de brindar los conocimientos y los mecanismos para que el
estudiante empiece a pensar y actuar por sí mismo.
Para conseguir lo anterior
es importante que el docente renueve su sistema de transmisión de conocimientos
que ha utilizado -la dinámica de quietud e inmovilismo- frente a sus
estudiantes, ya que como indica Román Sánchez “Lo que un individuo
aprende, o no aprende, está considerablemente determinado por las técnicas y
procedimientos que se emplean al intentar enseñárselo”, de igual manera
lograr fomentar la participación de los estudiantes del tema en desarrollo y
así ambas partes – docente como estudiante- generen una retroalimentación de
saberes y conocimientos.
Sabiendo que el aprendizaje
deber ser crítico y no memorístico se debe de procurar tener claridad y
minucioso cuidado a la hora de llegar a los alumnos ya que al enseñar se está
mostrando un modelo pedagógico y que esta profesión se aprende, en cierta
parte, viendo cómo actúan aquellos que ya ejercen.
Para generar una práctica
docente sólida, el nivel de conocimientos al que se deben de encontrar los
estudiantes es, poseer una capacidad crítica, manejo de teoría gramatical así
como tener léxico suficiente, buena construcción y ausencia de errores
ortográficos. Esto es lo que se esperaría deberá estar sumido a manejar un
alumno universitario, sin embargo la realidad es muy distinta a las
expectativas, ya que en la escuelas, colegio e incluso universidades se
comenten graves faltas de ortografía, uso inadecuado de las tildes, puntuación,
entre otros temas de gran importancia de la lengua española; y no lograr
erradicar esta problemática –competencia lingüística pasiva- es lo que afecta
al profesorado, así que se considera asumir como objetivo reforzar los
conocimientos adquiridos por los estudiantes en cursos previos y así volver
activa la competencia lingüística.
El conocer la lengua
española debe y puede corregir los anteriores errores ya mencionados, por
consiguiente para alcanzar este objetivo es bueno fomentar una cultura
lingüística donde no solo se hable del tema en escritos académicos o universitarios,
sino que cualquier individuo que maneje en un grado razonable o estándar la
lengua pueda interesarse en leer escritos que enseñen sobre esta y que este
dirigida especialmente a ellos de manera digerible y clara para que así la
comunidad en general pueda interesarse en la aprender acerca de la lengua
española.
3. DIDÁCTICA DE LAS MATERIAS
DE HISTORIA DE LA LENGUA ESPAÑOLA
Es evidente que el alumno
tiene poca familiaridad con la perspectiva diacrónica, ya que Cuando el alumno
entra a la universidad toma fonética y fonología histórica del español y es la
primera vez que el alumno (a lo largo de su experiencia académica) se enfrenta
a una materia de historia lingüística, hasta ese instante su conocimiento sobre
la diacrónica es solo teórico: el alumno no sabe que es la diacronía y como se
opone a la sincronía. No es culpa del estudiante ya que en secundaria solo les
dan mínimas observaciones en algún tema concreto de lengua española. El
alumno de filología hispánica debe interesarle especialmente la lengua latina
para poder entender y es un apoyo prescindible para el conocimiento del
español y su historia. Hay que recordar que en un proyecto docente
presentado para optar una plaza de profesores en años de guerra civil, el
insigne gramático Salvador Fernández Ramírez, que por fin obtendría la
mencionada plaza, el manifestó que “el estudio de la lengua latina tiene dos
finalidades importantes: la comprensión profunda de la antigüedad romana que
está en obras de autores y la consideración siempre presente de la lengua
española
4.
APOYOS BIBLIOGRÁFICOS Y CLASES PRACTICAS
Para conseguir su objetivo
el profesor debe dar desde el principio una orientación clara de la estructura
y los objetivos de cada una de las materias y contar con libros adecuados para
“tener muy presentes las necesidades de los estudiantes de Filología
Hispánica”. Conviene recalcar que el comentario filológico de textos no puede
consistir únicamente en el análisis diacrónico de sus elementos componentes,
clasificados según pertenezcan a los sectores fonético, morfológico, sintáctico
y lexicológico; debe incluir datos lingüísticos que caracterizan al texto como
tal, considerando su situación cronológica y geográfica.
En definitiva, aunque
nuestra práctica docente el comentario de texto está asociado a la sintaxis
histórica, es muy conveniente transmitir al estudiante la idea de que el
comentario filológico tiene como objeto primordial la comprensión global del
texto y la correcta ubicación de este dentro de la historia de la lengua.
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